jueves, 29 de marzo de 2012

Alivio y tocamientos varios

Versión Cefálica Externa, necesaria para modificar la posición de nalgas antes del parto

Susana estaba comprensiblemente nerviosa cuando la técnico de ecografía nos indicó que entrásemos. Un parto de nalgas no es cosa de broma. Si la posición del bebé no había cambiado, la semana siguiente tendría que acudir al Hospital de Christchurch para una ECV ("External Cephalic Version", o "Versión Externa" en español), mediante la cual el ginecólogo trata de voltear al bebé presionándolo a través del abdomen. Se trata de un procedimiento bastante doloroso, y que deja a la embarazada incómoda durante días. Además, incluso aunque se consiga dar la vuelta al niño, es posible que éste vuelva a cambiar de posición en el mismo día, o los siguientes. Si no se consigue la posición cefálica, y la embarazada decide dar a luz de manera vaginal, existe un 50% de probabilidades de que el parto tenga que acabar en cesárea de todos modos. Con todas las preocupaciones que ya conlleva un parto en sí, estos riesgos extra no son precisamente lo que una embarazada desea tener en la cabeza en la semana 36 de gestación.

Sin embargo, bastaron 3 segundos para transformar la preocupación en alivio. La imagen en la pantalla mostró un bebé cabeza abajo, sano, moviéndose continuamente y con todos los miebros y órganos en su sitio. La tensión en la sala se transformó en alivio, ilusión y miradas de complicidad entre Susana y Paul. Sus planes de un parto con la mínima intervención médica, y en el Hospital de Lincoln, volvían a ser posibles.

La reunión con la comadrona al día siguiente fue igualmente optimista. Los cuatro discutimos sus planes para el parto, que será en torno al 18 de Abril (si el bebé decide salir de cuentas el día que la comadrona ha calculado). El sexo del bebé va a ser una sorpresa, y el papá ha decidido ser el que corte el cordón umbilical, y si es posible, el que "atrape" al bebé cuando nazca. ¿Se ofrecen estas opciones en España?


Llegó la hora de tomar la tensión a Susana, y la comadrona me preguntó si deseaba hacerlo yo. En nuestras clases ya hemos estudiado toda la teoría de la presión arterial, y nos la hemos tomado unas a otras, pero nunca había tenido la oportunidad de medirla a una embarazada en una consulta. Me puse manos a la obra y, tras alguna dificultad para encontrar el pulso braquial (el que se escucha con el estetoscopio cuando se mide la tensión), el resto del proceso funcionó a las mil maravillas y yo me sentí tan orgullosa como si hubiera ganado una competición. Pero lo mejor fue cuando la comadrona empezó a hacerle una palpación abdominal a Susana, y me preguntó si quería hacerla yo... ¡Mi primer tocamiento barriguil! Allí me puse yo a estrujar chicha y a tratar de encontrar al bebé (primero) y determinar en qué posición estaba (segundo). Lo primero no fue tan difícil, ya que pesando casi 3 kilos en seguida encuentras un bulto bastante grande por la zona. Lo segundo es como tratar de averiguar qué parte de un gatito estás tocando si lo metes debajo de 10 mantas y sólo te puedes guiar por tus manos encima de las mantas. Aparte de estar constantemente preocupada de no hacer daño ni a la mamá ni al bebé... Tras explorar un ratito conseguí identificar correctamente el sacrum (el culete, hablando en plata) del niño... pero el resto del cuerpo y la cabeza, ya era otro cantar. Mientras trataba de seguir el perímetro del cuerpo con mis manos... de repente algo se movió entre mis dedos... Mis ojos se abrieron como platos, miré a Susana y le pregunté, emocionada: "¿¿Lo has notado??", "Sí, el bebé se ha movido" contestó ella con una sonrisa. A través de la piel de Susana, del músculo, y de la pared del útero y las membranas... un bebé chiquitín se movió en respuesta a mis palpaciones. Todavía se me acelera el corazón al recordarlo. ¡Me muero de ganas de volver a sentirlo!




domingo, 18 de marzo de 2012

¡Buenas noticias!


Ayer visité a Susana y su marido Paul en su casa en uno de los suburbios de Christchurch. Acababan de terminar la limpieza de la licuefacción del último terremoto en el jardín de su casa. Susana es la mujer que se puso en contacto con mi tutora para solicitar una estudiante de comadrona para acompañarla en las últimas semanas de un embarazo que, hasta entonces, había sido ideal: ni mareos, ni náuseas mañaneras, ni dolores, ni insomnio, ni ná de ná. ¡Y eso que es el primero! Susana y Paul estaban planeando un parto lo más natural posible, en el Hospital de Lincoln, tratando de evitar cualquier intervención que no fuese estrictamente necesaria. Susana tenía ganas de experimentar un parto en el agua, y hasta la semana pasada ese era el plan.

Pero el bebé decidió posicionarse de nalgas, y no parecía querer cambiar de postura.

Ahora todos sus planes están en el aire, dependiendo de lo que el bebé decida hacer, lo que la comadrona consiga hacer para que el bebé "cambie de opinión" y se ponga cabeza abajo, y lo que todos juntos decidan hacer si no hay cambios. En Nueva Zelanda, que un bebé se presente de nalgas no quiere decir que automáticamente se haga una cesárea: muchas madres deciden tener un parto vaginal que, aunque más complicado que uno de presentación cefálica, no suele presentar tampoco grandes problemas. Sin embargo, el parto debe hacerse en el Hospital General de Christchurch, para tener a mano inmediatamente toda la última tecnología en caso de que haya complicaciones. ¡Adiós a la casa de partos de Lincoln, con sus muebles antiguos y las comadronas preparando el té en las teteras de la abuela! Y por supuesto, aunque se decida un parto vaginal... siempre puede acabar con una cesárea si las cosas no van bien.

En estas circunstancias, Susana sintió que necesitaba un poco de apoyo extra. Dejó bien claro a mi tutora que no le valía cualquiera, que debía ser alguien que le inspirase confianza, así que quería conocer a la persona antes de decidirse. Y con esa presión extra me presenté yo en su casa el sábado, tras una conversación telefónica en la que debí sonar como Bubu el del Oso Yogui, balbuceando como una idiota por los nervios.

Pero pronto los nervios se fueron disipando: Susana me recibió con un abrazo, cosa que por aquí es muy poco común, y que yo devolví con alivio. En pocos minutos, estábamos ya los tres sentados alrededor de la mesa del salón, bebiendo nuestros cafés y hablando de nuestras vidas. Susana me contó todos los detalles de su embarazo, sus ilusiones para este bebé y su vida después de convertirse en madre, sus miedos con respecto al parto y a las posibles complicaciones. Paul bromeaba, advirtiéndome de lo "peligrosa" que iba a ser Susana durante el parto, porque cuando siente que pierde el control "se pone de lo más mandona, tendré que ser yo el mediador para que no le pegue una patada a alguien". Pronto me di cuenta de que ya me sentía cercana a esta pareja, y que me moría de ganas de vivir esta experiencia con ellos. Quería estar allí cuando tuvieran su ecografía el miércoles, quería ser su apoyo cuando tuvieran que tomar una decisión, sujetar su mano durante las contracciones, estar allí cuando ambos vieran a su bebé por vez primera. Pero no quería hacerme demasiadas ilusiones: hasta donde yo sabía, podría haber otra estudiante visitándolos al día siguiente, o dos más, y quién fuese la elegida dependería de algo tan subjetivo como la primera impresión, la confianza que te dé cierta persona, lo a gusto que te sientes con alguien. Al igual que enamorarse,  si no pasa, no pasa. No se puede imponer.

Llegó la hora de hablar del contrato entre la mujer y la estudiante. Les dejé allí su copia y les dije que la guardaran aunque no me eligieran a mí, porque les valdría para cualquier otra estudiante. Y me dispuse a marcharme y dejarles que discutieran en privado.

Pero no me dejaron irme. Susana me hizo un gesto con la mano de que me sentara: "No, no te vayas aún, tienes que firmar este contrato". Se me debió quedar cara de agilipollada total, porque me sonrió y me dijo: "No me hace falta pensármelo, estaré encantada de tenerte con nosotros y de que nos acompañes en el embarazo y en el parto, si tú estás también de acuerdo". Bueno... casi lloro.

Así que la semana que viene tenemos una ecografía en la que se comprobará la posición y la presentación del bebé, y si hay posibilidades de modificarla antes del parto. El jueves nos reuniremos con la comadrona de Susana y habrá que empezar a tomar decisiones.

Y a finales de Abril... asistiré a mi primer parto, que parece que se presenta interesante...



jueves, 15 de marzo de 2012

Emoción...


Esta semana estaba siendo bastante tranquilita, aunque ocupada, entre clases online, reuniones de grupo, una "clase particular" de química y cálculo de medicamentos que les di a algunas de mis compañeras, búsqueda de información para escribir varios trabajos... pero nada especialmente emocionante. Hasta esta tarde. En medio de una clase online recibí un correo de la coordinadora del primer curso. Ha encontrado otra mujer embarazada que quiere tener una estudiante con ella... ¡y va a dar a luz dentro de 3-4 semanas! Por si fuera poco, en el último examen han descubierto que el bebé viene de nalgas... parece ser que el primer parto al que voy a asistir va a ser especialmente interesante... Le dije que sí, que sí, que la quería para mí :). Así que mañana me enviará los datos y el número de teléfono de esta mujer, y tendré que ponerme en contacto con ella cuanto antes, porque como tarde mucho igual llega el bebé antes que yo.

¡Qué nervios!

sábado, 10 de marzo de 2012

Futuras comadronas

Uniformes y placas ID para las futuras comadronas... de lo más sexy, oiga.

Han pasado varias semanas desde la última vez que habéis oído hablar de mi nueva carrera... No tengo excusas, aparte de que la gran cantidad de material que debemos estudiar online hace que, al final del día, acabe del ordenador hasta el gorro. En este último mes hemos visitado dos hospitales más (el Hospital General de Christchurch y el de Burwood), avanzado en todas las asignaturas, nos han dado las fechas de todos los exámenes y fechas límite para entregar trabajos, tenemos ya los uniformes y las placas de identificación... y lo más emocionante, ¡ya tenemos las fechas de nuestras estancias en prácticas en hospitales!

La semana pasada fue el segundo intensivo del año. Tenía ya muchas ganas de reunirme con todas mis compañeras, ya que a pesar de haber visto a algunas de ellas para estudiar alguna asignatura, o en la CPIT en nuestras reuniones los miércoles, echaba de menos al "grupo". Este intensivo ha sido tan intenso (valga la redundancia) como el anterior, pero personalmente lo he disfrutado muchísimo más. Hemos tenido muchas clases prácticas en las que hemos aprendido a tomar temperatura, pulso, medir respiraciones y presión sanguínea, a manejar y mover pacientes y practicado técnicas de masaje (mi hora favorita...). Ahora ya estamos equipadas para empezar a practicar estas actividades básicas en las visitas a clínicas de comadronas y nuestras estancias en el hospital, y la verdad es que me muero de ganas de ponerme manos a la obra.

También estoy ya siguendo el embarazo de Irma de manera "oficial"... ella ha tenido que firmar un contrato conmigo como su "estudiante de comadrona", y yo he tenido que firmar otro de confidencialidad. La acompaño a las visitas con su comadrona, y entre medias, quedamos a veces en una cafetería para hablar de cómo va su embarazo y cómo vive su experiencia personal. Al final de cada encuentro, tengo que escribir una reflexión acerca de su embarazo y sus circunstancias. Después de dar a luz, y tras las seis semanas de visitas postnatales, completaré un libro con todas estas experiencias y se lo entregaré a Irma, para que lo tenga como un recordatorio de su embarazo, parto y las primeras semanas de vida de su hijo o hija.

Aparte de Irma, tengo que encontrar como mínimo otras tres mujeres embarazadas que deseen que una estudiante las acompañe durante su embarazo y parto. Yo ya tenía a una mujer interesada que iba a enviarme el formulario firmado... hasta que se puso en contacto conmigo para comunicarme una triste noticia: en la ecografía de las 12 semanas no habían encontrado el latido del bebé. La pobre mujer estaba destrozada, y yo tuve mi primera muestra de las cosas que pueden ir mal en esta profesion. Por desgracia, no será la última ni la peor.


Palpación abdominal

Una de las actividades que tengo muchas ganas de empezar a practicar es la "palpación abdominal". Se lleva a cabo en embarazadas de más de 36 semanas, y se realiza para determinar la posición del bebé. Consiste en palpar la barriguita de la embarazada, localizar al bebé, y únicamente con la ayuda de tus manos determinar si está en posición longitudinal o transversal, de frente, de espaldas o de lado (occipitoposterior, occipitoanterior u occipitolateral), en qué sentido respecto de la madre (derecha, izquierda), y la posición de la cabeza o las nalgas con respecto a la pelvis. Ya hemos estudiado toda la teoría al respecto, pero obviamente, la práctica debemos hacerla con "mujeres de verdad". Es un tipo de técnica en la que una sólo puede convertirse en "experta" tras muchas horas de práctica. Pero a su vez, me parece una de las técnicas más bonitas e interesantes, y que bien hecha, puede proporcionar mucha información y mucha ilusión a las mamás, y en la que ellas también pueden participar y entrar en contacto con su bebé.

Estoy sinceramente impresionada con la calidad de la enseñanza de esta carrera, que está a años luz de la de Biología que estudié en Oviedo. Por aquel entonces, estudiar en la Universidad consistía en ir a clase, tomar apuntes durante 7-8 horas, a veces alguna práctica, y luego a casa. Dos ó tres semanas antes del examen, a empollar se ha dicho. En mi nueva carrera hay tal variedad de formas de estudiar y aprender que, literalmente, no hay tiempo para encontrar una asignatura aburrida o repetitiva. Sólo hay exámenes tal cual en tres asignaturas; en las demás se practica la evaluación continua y por medio de trabajos basados en el temario... y no son trabajos fáciles de hacer, no. Todos ellos implican tener que investigar todo tipo de libros, artículos científicos, biografías, y en algunos casos entrevistar a determinadas personas de importancia, o contactar determinadas organizaciones. No vale con Google y Wikipedia. Algunos son trabajos individuales, y otros los hacemos en parejas o en grupo. Las normas para escribir o presentar estos trabajos son muy complejas, la manera de estructurar las referencias bibliográficas es la más complicada y completa que he visto (teniendo en cuenta que llevo 12 años escribiendo y publicando artículos), y las normas de puntuación muy claras y estrictas, prestando atención a múltiples aspectos del trabajo.


La manera de entender la función de la comadrona en Nueva Zelanda es como la de la mujer que trabaja en conjunto con la embarazada y la guía y ayuda a dar a luz de la manera que ella prefiere. Se enfatiza mucho el poder de decisión de la embarazada, y el que la comadrona no es "una autoridad que decide", sino "una compañera, consejera y defensora" de la mujer, que debe ofrecer toda la información a la embarazada, que es la que al final tiene la última palabra sobre cómo va a nacer su hijo. Se elimina la medicalización innecesaria del embarazo y el parto, y la posición de "poder" del médico o comadrona, que en otros países son los que "ordenan" a la mujer lo que tiene que hacer con su cuerpo y cómo va a suceder el parto.

Un aspecto de esta carrera que me encanta es también la importancia que se le da a las buenas relaciones entre alumnas y futuras colegas. Aquí se enseña que la matrona, incluso cuando trabaja como autónoma, nunca lleva a cabo su profesión de manera individual, sino siempre en armonía y en asociación con otras comadronas, que deben ayudarse y apoyarse entre ellas. Durante los intensivos hacemos varias actividades destinadas a conocernos, respetarnos y ayudarnos mutuamente, y las profesoras se aseguran de que no nos limitemos a trabajar con "las estudiantes que nos caen mejor", sino en formar grupos variados, y que todas acabemos trabajando con todas. Este aspecto de la educación es valiosísimo, y si estuviese en mi mano, me aseguraría de incluirlo en cualquier carrera. A pesar del poco tiempo de carrera que llevamos, y de que las 38 estudiantes tan solo hemos compartido dos semanas completas juntas, las experiencias que hemos vivido y el cariño y confianza que se ha generado entre nosotras es una base que será sumamente importante en nuestro futuro trabajo. En una de las actividades, se nos pidió que compusiéramos un resumen de nuestra vida, de lo que es importante para nosotras, que durase 5 minutos, y que podía ser en cualquier formato. Algunas mostramos fotos y música en una presentación de PowerPoint. Otras escribieron poemas. otras trajeron objetos con un significado especial. Una chica compuso una canción y tocó el ukelele mientras cantaba. Algunas hablaros de sus padres, de sus hijos, de sus novios o maridos. Algunas contaron historias de pérdidas de hijos, hermanos, o padres. Otras incluso relataron historias de abusos en la familia. Otras hablaron de viajes, de bodas, de divorcios. Hubo muchas lágrimas y muchas risas, y al final de la clase todas sabíamos algo más de las demás y nos sentíamos mucho más cerca.

El último día, a la hora de despedirse, las profesoras tenían preparada otra actividad para nosotras: nos entregaron una hoja de papel con un pedazo de cinta adhesiva, y nos pidieron que nos pegáramos la hoja a la espalda. Nos repartieron un montón de rotuladores de colores, y pidieron a cada alumna que escribiese una cualidad positiva en la espalda de cada una de nosotras. Al final, todas acabamos con una hoja llena de las cosas bonitas que las demás piensan de nosotras. Parecerá una tontería, pero me emociona cada vez que miro la mía. Así que he decidido compartirla con vosotras.



Y con esta colección de palabras bonitas de mis compañeras de curso acabo hoy este artículo. ¡Prometo volver con más frecuencia a partir de ahora!